Edi y Violeta han sido la única pareja que llegado de la mano hasta el final del nuevo ‘Gran Hermano’, ¿pero qué posibilidades hay de que consigan que el amor perdure tras salir de la casa?
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Para pesar de los más acérrimos seguidores de la vida en directo, el final de ‘Gran Hermano’ está a la vuelta de la esquina.
Una noticia menos amarga a sabiendas de que el nuevo año llegará de la mano también con una nueva temporada de ‘Gran Hermano Dúo’, pero que sí marca un antes y después en la historia del programa.
No solo porque por fin se conocerá al vencedor de la edición, sino porque se cierra así el ansiado regreso del formato al que Telecinco dio luz verde el pasado septiembre.
Un regreso que, como era de esperar, no ha dejado a nadie indiferente. Más todavía teniendo en cuenta que no han faltado las tramas dentro de la casa más famosa de la televisión en estos más de tres meses de convivencia.
Secretos, retos, discusiones, lágrimas, risas, expulsiones, repescas… Y mucho amor.
Ese amor que siempre termina por aflorar en Guadalix de la Sierra, y que en esta decimonovena edición ha quedado reflejado en algunas parejas.
¿Los primeros en dar el paso de dejarse sentir? El gallego Edi Insua (34 años) y la toledana Violeta Crespo (22 años).
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Sin contar a los que ya venían emparejados de casa -los jóvenes Luis y Nerea y el matrimonio formado por Javier y Vanessa-, ellos no tuvieron reparo en demostrarse afecto ante toda España.
A pesar de las críticas, del qué dirán por la diferencia de edad que los separa, y de las acusaciones sobre si su amor era más o menos real.
Incluso en aquel principio del otoño, cuando ni siquiera parecía posible que se diera el romance que ahora sostienen Laura y Manu, la otra relación surgida este año.
No obstante, y más ahora que Edi ya está fuera de juego, ambos se plantean cuan viable es que noviazgo perdure en el tiempo una vez que finalice esta aventura.
¿Tienen futuro las parejas de ‘grandes hermanos’ como la suya?
La larguísima ristra de parejas que no lograron permanecer unidas
Nada mejor que echar la vista atrás para la respuesta es que todo depende.
De muchos factores, además. Para muestra, la larguísima ristra de individuos que fluyeron entre abrazos, besos, arrumacos y ‘edredonings’ en sus respectivas ediciones…
Y cuyo amor no ha prosperado. Imposible olvidar el caso de María José Galera -la madre de Laura- con Jorge Berrocal, de la primera edición.
Lo intentaron y no funcionó. Algo mejor les fue a sus compañeros en Soto del Real -donde se ubicó la primera casa- Silvia Casado e Israel Pita, que estuvieron pocos años de novios e incluso tuvieron un hijo.
No obstante, antes de que naciese el pequeño Hugo ya habían partido peras.
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Un caso similar aunque incomparable al paradigmático de aquella temporada de estreno: el de Vanessa Pascual y Nacho Rodríguez.
Hasta hace muy poco tiempo, dos de los únicos exconcursantes del programa que podían presumir de seguir juntos. Veinte años de relación, que se dice pronto.
Tiempo suficiente para convertirse en padres de dos hijos tras casarse. Para pasar por el altar, que también lo hicieron los tímidos Sabrina Mahi, ganadora de ‘Gran Hermano 2’, y Ángel Tous en el 2003 y en el ilicitano monasterio de Santa Faz.
También tuvieron un hijo, pero siete años después de su boda pusieron punto y final a su matrimonio y tomaron caminos separados de la forma más cordial.
Mucho menos afable que el fin del romance de Carlos Navarro -‘El Yoyas’- y Fayna Bethancourt, con los que convivieron las primeras semanas de la edición.
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Y es que la suya fue una relación polémica desde el principio e incluso le costó al catalán la primera expulsión disciplinaria de la historia.
Sea como fuere, una vez fuera de Guadalix quisieron probar suerte e intentarlo juntos.
Lo hicieron, con hijos de por medio y nada más y nada menos que hasta el 2017, cuando se produjo la ruptura definitiva y comenzó a salir a la luz la verdad sobre los malos tratos que la canaria recibió por parte de Carlos durante sus años juntos.
Ejemplo delicado de esos amores surgidos en el programa que no cuajaron sin estar televisados. Como tampoco cuajó el de Kiko Hernández y Patricia Ledesma tras ‘Gran Hermano 3’ o el de Inma González y Pedro Oliva, de ‘Gran Hermano 4’.
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El de Zaragoza, ganador de la edición, y la gaditana también lograron mantenerse unidos mucho tiempo.
Concretamente, diecisiete fueron los años que anduvieron el mismo camino. Se casaron, crearon su familia…
Y en el 2019, contra todo pronóstico, rompieron. Según Inma contó a ‘Socialité’, por falta de “comunicación e intimidad”.
Eso sí, sentando un precedente sobre cómo el amor en ‘GH’ sí dura.
Y que no todo son casos como el de Ariadna Sánchez y Michael Rivero o Noemí Merino y el italiano Alessandro Livi, de ‘Gran Hermano 12+1’.
El cariño puede prosperar y mantenerse. Buena fe de ello pueden dar Hugo Pierna y María Sánchez, también del ’12+1′, que en marzo de 2024 que “toca seguir cada uno su camino”.
Tras doce años, cabe destacar. La prueba de que seguir adelante es posible, siempre que no se cruce de por medio otro ‘reality’, como le sucedió a Susana Molina, vencedora de ‘Gran Hermano 14’ y exnovia de Gonzalo Montoya.
¿Cómo iban a saber la murciana y el gemelo sevillano que atreverse a participar en la primera ‘isla de las tentaciones’ les iba a costar los seis largos años de ese noviazgo que también afloró entre las cámaras?
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Imposible anticiparlo, pero así fue. Y el listado continúa.
Tampoco Yolanda Claramonte y Jonathan Pérez, de ‘Gran Hermano 15’, supieron sortear el enorme reto de la paternidad tras entonar el ‘sí, quiero’, ni duró el casi incomprensible idilio entre el hilarante Han Wang y Aritz Castro, subcampeón del ’16’.
La antesala de una edición con otras dos parejas que, por fallidas que también resultasen, dieron mucho de que hablar en ‘Gran Hermano 17’: Adara Molinero y Pol Badía, y Rodri Fuertes y Bea Retamal.
Dos amores intensos, pero que fuera de tan particulares cuatro paredes no tuvieron final feliz.